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Ya está claro que Gabriel Le Senne pasará el verano como presidente del Parlament. La semana que viene asistirá a la recepción con el Rey y después se podrá ir unos días de vacaciones hasta que el 7 de agosto se reúna la Diputación Permanente para decidir si hay o no un pleno extraordinario para votar su salida. A partir de este momento, nada está escrito porque el PP ha hecho un extraño movimiento. La presidenta del Govern, Marga Prohens se expresó en público con enorme contundencia contra Le Senne el día después de que Santiago Abascal diera por roto el acuerdo, pero su portavoz parlamentario, Sebastià Sagreras ha dado a entender esta semana que lo que se rompió se puede recomponer.

Ilustración: Zaca

¿Un fallo en Matrix o hay posibilidades de que PP y Vox vuelvan a ser socios? No parece muy probable que Abascal dé marcha atrás y vuelva a entenderse con Prohens, pero de momento el PP gana tiempo y no desvela sus cartas: ni dice si apoyará el pleno extraordinario ni dice qué votará cuando toque decidir si Le Senne salta de la silla. Esta postura ambigua tiene que ver con el hecho de que Marga Prohens no se fía del PSIB y mucho menos de Iago Negueruela, después de aquel café que tomaron ambos cuando Le Senne parecía sentenciado por los suyos. Esta desconfianza no tiene base porque cualquier alianza táctica entre socialistas y extrema derecha sería el suicidio para ambos. Prohens puede aprovechar la iniciativa de la izquierda para poner a quien quiera en la Presidencia del Parlament porque ni Vox está en condiciones de votar a un hipotético candidato de la izquierda en caso de que se presente, eso sería un escándalo político nacional, ni el PSIB puede mantener con sus votos a Le Senne si Vox le presenta como candidato.

El tono crispado de los primeros días se ha rebajado y las palabras de Sagreras hacen sospechar que esto no es un fallo en Matrix, sino una estrategia meditada. Quitar a Le Senne sería la evidencia de que el pacto PP-Vox está roto, pero eso implicaría un aumento en las exigencias de Vox. Dejar a Le Senne será la evidencia de lo contrario, de que PP y Vox mantienen su pacto bajo cuerda. Se sabrá pronto porque la propuesta de remoción llegará al Parlament y el PP tendrá que votar.