La belleza de la fruta
Los vegetales fabrican frutas para transportar las semillas, y procuran hacerlas muy atractivas, como la Afrodita de Cnido que esculpió Praxíteles, a fin de que los animales irracionales, a la vista de tanta belleza y sin poderse contener, se las coman, las trasladen en su barriga y las trasplanten en otro lugar, expandiendo así la especie. También procuran que tengan buen gusto, pero puesto que todos los animales comen con los ojos, igual que sofisticados gourmets, lo fundamental es su perfección formal, su vivo colorido y su belleza exterior, que por seguir con el ejemplo anterior de Praxíteles, suele ser una belleza clásica cargada de sensualidad, en la que destaca la llamada «curva praxiteliana», que lo mismo embelesa a poetas y filósofos que a macacos. Manzanas, melocotones, uvas, fresas, peras, melones, incluso albaricoques. Ah, qué cosas hace una planta para seducir a aves y cuadrúpedos, y cumplir así su única misión, que es reproducirse.
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