¿Cómo están queridos lectores? Espero que todos aquellos que añoraban las altas temperaturas, porque les parecía que no era un verano de verdad, estén disfrutando de las noches tropicales y de esa combinación infernal de temperaturas locas y humedad desatada que les hace tan felices; si por el contrario es de los que hace cerco en el sobaco en cero coma, las gotas de sudor corren por su frente cual cataratas y su ventilador de techo parece un helicóptero Apache a punto de despegar, les animo a moverse despacio, a charlar en la sombra con los amigos y a tomarse esas cervezas fresquitas a tragos cortos.
Cuando las noches sin ventilador se hacen más insoportables que un concierto de Taburete y más pesadas que un runner enseñándote sus tiempos en su smartwatch llega el momento de ponerse en contacto con el ínclito profesor y gran evacuador humano nuestro amigo el profesor John Wilson. Hace dos días le mandé un correo a su cuenta johnwilson@bestevacuator.net. Le preguntaba por cómo le había ido todos estos meses, por en cuantos países había ido esquilmando bufets de hotel, cuantos WC había atascado en sus famosas operaciones posatracón y en qué líos se había metido. Lo que reproduzco después del punto y aparte es su respuesta que me acaba de llegar, no quito ni pongo nada, así que los ofendiditos que le escriban a su correo, a ver qué pasa.
«Hola Cabezas, ¿cómo te va por la bella Menorca? ¿Os queda sitio para enfriar las cervezas y cenar con los amigos, o la invasión cayetana lo ha ocupado todo y ahora vuestra isla es más cara que comerte un bocadillo de jamón serrano en un aeropuerto? Yo he estado viajando por los dos hemisferios, en general los bufets son más apetitosos en los países con mar y los wáteres están más limpios en los países de montaña, no me preguntes por qué. Te cuento que conocí en una cena de gala en un palacete de Monterrey a Mr. Wonderful y a Don Limpio, el segundo majete, el primero un peñazo de tío con una sonrisa idiota congelada en su cara.
También te digo que me he comido los mejores aguacates del mundo en la baja California y me he encontrado con fachas de kilómetro cero en todos los países que he visitado. No sé por qué he relacionado en la misma frase el aguacate que está agotando el agua del planeta con los fachas que están esquilmando los derechos humanos. Bueno, ya sabes que mi cerebro muy fino no anda. Lo que sí tengo claro es que el mundo mejoraría muchísimo si comiéramos menos aguacates y nos cruzáramos con menos fachas. De primero de ser humanidad: ser antifascista es un deber moral. En breve pasaré a visitarte para degustar las deliciosas cervezas Grahame Pearce que guardas en tu nevera, en la del patio, la que tienes escondida para dar a los que tú llamas tus amigos-familia. Siempre has sido un poco ñoño. Me presentaré por sorpresa como siempre. Un saludo, Wilson».
Personajes como… perdón, les tengo que dejar, están llamando a la puerta con el ímpetu del amigo que sabe que le espera una charla intrascendente y unas cervezas frías, les iré informando. Lúpulo y feliz jueves.