Según la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, todos los fieles cristianos, de cualquier estado y condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. Y en cuanto a los laicos, incorporados a Cristo por el bautismo, integrados en el Pueblo de Dios y hechos partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, corresponde tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios, en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, desempeñando su propia profesión, guiados por el espíritu evangélico, a fin de santificar el mundo desde dentro, a modo de fermento, mediante el testimonio de su vida. Los laicos están llamados al crecimiento de la Iglesia y a su continua santificación en virtud de haber recibido el sacramento del bautismo y de la confirmación. Incumbe a ellos la preclara empresa de colaborar en que el divino designio de salvación alcance a todos los hombres de todos los tiempos y de todas las partes de la tierra. No existe para el cristiano otra alternativa: procurar la santidad personal y la de sus hermanos.
Raons d'esperança
Apostolado de los laicos
15/07/24 4:00
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