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Algunos tildarán de machista el título de hoy, y si bien podría haberlo titulado «marcando el paso» entiendo que el primero se ajusta más a la realidad.

Desde que Sánchez, el marido de Begoña, alcanzó -democráticamente, eso sí- el poder del Estado, no dejamos de asistir a infinidad de desprecios de los que ha sido objeto SM Felipe VI, por parte del primero. Y en público, claro está.

Llegar tarde, recibirle con las manos en los bolsillos, ajustarse los pantalones, no respetar la prevalencia, son algunos de los hechos que nosotros, los televidentes de a pie, nos hemos ido dando cuenta desde el «reinado» del marido de Begoña. Luego vendrán los ninguneos institucionales hacia el jefe del Estado. Y el monarca ha encajado el golpe y no ha respondido a estos públicos menosprecios y provocaciones por parte del Gobierno y su presidente.

El año en curso se ha iniciado con un bombardeo de noticias descaradamente interesadas en dañar a la jefatura del Estado. A los ya conocidos ninguneos a los que es objeto por parte del Gobierno del marido de Gómez, se sumaron la publicación -en algunas revistas y periódicos- de supuestos problemas conyugales dentro del seno de la Casa Real para dañar a la Institución. Pese a tales aireos la Casa Real aguantó el envite. Y reaccionó.

Reaccionó con un cambio de estilo en cuanto a las formas y modos. Su entorno le ha programado más presencia mediática. Se ha dejado ver y querer. Y con la cercanía, con las distancias cortas, Felipe VI gana por goleada. Todo ello propició que los actos conmemorativos del X aniversario de su proclamación como jefe de Estado tuviera el esplendor que merecía. Lo contrario a lo que nos tiene acostumbrados el marido de Begoña que rehúye de todo lo que es espontáneo, no programado ni pagado. Y más ahora con la imputación de su pareja.

El reciente viaje del jefe del Estado a las repúblicas de Estonia, Lituania y Letonia, con visita incluida a los diversos contingentes españoles destinados en la zona en misiones de la OTAN, ha sido el último episodio en que a la ciudadanía nos ha dado la impresión de que SM Felipe VI ha tenido que dar otro golpe de puño sobre la mesa y hacer reaccionar al Gobierno del marido de Begoña. Sin ministro de jornada asignado el Rey ha realizado su papel institucional como su lema indica de: servicio, compromiso y deber.

Mientras Albares tenía su agenda ocupada en una fiesta nocturna del Grupo Godó, tuvo que ser Margarita Robles quien viajara a marchas forzadas para tapar las vergüenzas de los despropósitos.
Eso sí, en el último día y aumentando el gasto energético y el coste económico.

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