Quién lo iba a decir, que se pudiera morir de éxito. En las islas canarias están haciendo manifestaciones para controlar la excesiva afluencia de turistas. En otras zonas pasa otro tanto, como por ejemplo en Barcelona, sobre todo en las inmediaciones de la Sagrada Familia. En Menorca hay playas, como Macarella donde el tráfico rodado ha puesto la carretera imposible cuando esta está concebida para el tráfico rural. En sa Naveta des Tudons hay gente que va y mira sin causar ningún deterioro. Otros, por el contrario, sin atisbo de vergüenza ni respeto, se suben sobre este emblemático monumento. No me extraña que en Menorca ya se hayan manifestado en contra de la masificación turística. El turismo crea riqueza, sí, sobre todo para quien vive de él. Los demás lo notan, mejor dicho, lo sufren, cuando llega la temporada y ven que algunas cosas han subido de precio, sobre todo el marisco. No es igual comprarlo en noviembre que en julio o agosto. No es igual ir a una terraza junto al mar a tomar unos calamarcillos a la plancha cuando todas las mesas están ocupadas teniendo que hacer cola esperando que una quede libre que ir al mismo sitio cuando algunas de las mesas están vacías.
Així mateix
Las orejas del caballo
Menorca22/06/24 4:00
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