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Dicen que soportar las adversidades nos hace más fuertes, puede ser, no lo he comprobado, pero soportar las muchedumbres, el gentío, la masificación y la saturación turística, seguro que no tiene ese efecto. Al contrario, nos debilita. Nos afloja, nos agria el carácter, nos atonta, nos provoca una extraña languidez pasiva (pero agresiva), nos saca de quicio. Así que hace tiempo que solo se habla de hacinamiento multitudinario y saturación, y sin querer restar importancia a este agobiante asunto (¡solo estamos en primavera!), aquí conviene recordar que esta masificación no es únicamente un fenómeno balear, ni español, si siquiera planetario, porque el propio universo está de por sí saturado a más no poder, y es inexplicable que el cielo no haya caído todavía sobre nuestras cabezas debido al sobrepeso.

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Sobre todo desde que los cosmólogos descubrieron hace casi un siglo que para que los cálculos gravitacionales y las ecuaciones funcionasen, debía haber mucha más materia en el cosmos que la visible, a la que, lógicamente, se llamó materia oscura. A esa colosal masa invisible (el 25% del universo) se añadió luego la hipotética energía oscura (el 70% de todo), menudo proceso de masificación, de modo que el universo conocido no llega al 5% del total. El telescopio ‘Euclid’, de la Agencia espacial Europea (ESA), lanzado hace un año para investigar esa materia oscura, ha enseñado estos días numerosas fotografías, tomadas mediante lentes gravitacionales, de cientos de miles de millones de galaxias, así como cúmulos de galaxias hacinadas (¡cúmulos de galaxias!), que prueban la saturación del cosmos. Y eso que ‘Euclid’ no puede fotografiar la materia oscura, ya que entonces igual captaría grandes trifulcas en el cielo por falta espacio, con ángeles manifestándose y santos asesinando a santos recién llegados. ¡Masificación infinita! Por lo demás, nuestra cultura digital hace tiempo que se volvió estrictamente cuantitativa, adoradora de la cifra. De seguidores, de espectadores, de ventas, de votos. Cantidades que determinan los algoritmos que nos gobiernan. Sí, estamos saturados, pero qué no lo está. Mira que si la ignota energía oscura es energía maligna de saturación.