La actual movilización del antisemitismo en el mundo no tiene parangón desde los tiempos de Hitler, que tuvo como colofón el genocidio contra el pueblo judío. Es ese ancestral sentimiento de odio antisemita, sembrado durante siglos, el que hoy reverdece, con un nuevo disfraz de generosos idealistas, en los campus universitarios del mundo occidental. En él se han unido el radicalismo islamista puesto en marcha por Irán y la izquierda antisemita. Les une además la pulsión antiliberal, que se pone en marcha junto al antisemitismo de forma tan entusiasta como irresponsable y frívola. Incomprensible, a poco que pensemos cuál sería el porvenir de las feministas y de los grupos Lgtbi en aquel territorio si la bandera palestina sustituyera a la israelí.
Tribuna
Desde el río hasta el mar
22/05/24 4:00
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