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¿Cómo están, queridos lectores? Espero que con al ánimo alto y renovado después de ver las masivas manifestaciones de este 1 de mayo, donde la clase trabajadora se levantó como un solo cuerpo para decirle a los neoliberales que están más que hartos de entregar sus plusvalías por la cara a empresarios explotadores y corruptos, para decirle al planeta Tierra que nadie ha olvidado la conciencia de clase y que la única minoría peligrosa de verdad es la clase rica, que las utopías estaban durmiendo pero no muertas y que todos y todas y todes vamos a luchar por unas sociedades más justas y con menos desigualdad. Fue emotivo ver a millones y millones y millones de personas gritar a lo largo y ancho del planeta a favor de la justicia social… vaya  flipada verdad, cuesta más pensar que esto va a pasar que tragarnos que un virus mutante nos convertirá en zombis, así está el percal.

Pero ojito, que no se flipen tanto los que pilotan ahora, que de vez en cuando hay destellos de luz que nos recuerdan que no todo está perdido y que la gente cuando se une tiene fuerza. Hace unas dos semanas miles de canarios se manifestaron para protestar contra el turismo termita que está acabando con su calidad de vida. No están contra el turismo, como afirman los fascistillas interesados, están contra ese modelo de turismo que está llenando el archipiélago canario de hormigón, contaminación, especulación, corrupción y muy mal rollo. Una de las preguntas que se hacen nuestros conciudadanos isleños es: ¿dónde está el dinero del turismo?

El caño gordo de la pasta les está entrando a cuatro fondos buitres y a cuatro especuladores desalmados, y a la población canaria le caen las migajas pero se come todos los problemas y toda la mierda social y medioambiental que genera. Los euros para unos poquitos y los marrones para la gran mayoría. Los buitres del turismo de masas pasan como Atila sobre tierra quemada, cuando las islas sean un páramo masificado petado de cemento se irán a otros parajes.

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No aprendemos, de verdad que no aprendemos, de lo que le pasó a Eivissa, por poner solo uno de los miles de ejemplos: vivienda inalcanzable para los residentes. Atascos a gogo. Calidad del aire a la mierda, cruceros y aviones privados tirando en un día más CO2 que usted en toda su vida. Naturaleza destruida. Consumo de agua como si no hubiera un mañana. Falta de profesionales porque ahí no hay quien viva. Barrios que mueren con sus ancianos para dar paso a pisos turísticos. Parques sin niños. Pueblos sin escuela. Cesta de la compra por las nubes. Todo a la mayor gloria del turista y al residente que le den por donde más le duela, porque los tenemos deslumbrados con la gallina de los huevos de oro, de las cual ellos solo verán las plumas.

Claro que vull ser canari, y no solo por su rico mojo picón, quiero ser canario cuando veo cómo su población sale a las calles, en una manifestación histórica, a gritar que Canarias tiene un límite y no es «turismofobia», es lucha contra el «canaricidi». Sean sinceros, ¿los residentes en Menorca hemos perdido calidad de vida en los últimos años? Se abre debate, mi opinión, oh sorpresa para nadie, es que sí.

Lo repetiremos hasta que nos sangren las yemas de los dedos de tanto teclearlo, no queremos que Menorca se convierta en una maqueta sin alma. Paremos el ruido y hablemos un rato sobre el tema. Y no olvidemos nunca que sin conciencia de clase toda lucha es solo maquillaje, miren lo de quien contamina más, por ejemplo. Lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com