Llevo años convencido de que en España y las naciones que contiene no manda el Gobierno, ni el Congreso, ni el Poder Judicial, ni la Constitución. Mandan las costumbres, tanto nacionales como autonómicas, cuyas leyes jamás escritas (ni falta que hace) se imponen con mucha más fuerza que el Código Penal. Raro que con la cantidad de escritores costumbristas que tenemos, y hasta filósofos y poetas costumbristas, casi nadie se haya percatado de este fenómeno de primacía de las costumbres. Cierto que en todas partes las costumbres pesan mucho en el ordenamiento legal, pero es que aquí son la ley, además de la moral. Si se fijan, aquí casi todo ocurre por costumbre, y el costumbrismo mágico madrileño, por ejemplo, con sus embrujos y recetas propias, marca la pauta.
Oraciones
Costumbrismo mágico
05/04/24 4:00
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