El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, participó en la desaparecida Democracia Cristiana de Joaquín Ruiz Giménez antes de ingresar en el seminario y también colaboró con el PSOE en las primeras elecciones municipales de 1979 y 1983.
Argüello ha sido elegido esta semana presidente de la Conferencia Episcopal Española. Partía como favorito y se impuso en la primera votación por mayoría absoluta (48 votos) entre los prelados con derecho a voto (78 en total) en la asamblea plenaria.
Escribe Antonio Paniagua en «La Voz de Galicia» que «Argüello ha hecho un recorrido inverso al de muchos creyentes: sus convicciones políticas le inclinaron a comprometerse con la Iglesia». El nuevo líder de los obispos españoles cuenta como vicepresidente con el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo. Para los periodistas, Argüello es conservador y Cobo, aperturista. Aquí adquiere plena vigencia lo manifestado por el obispo Manuel Ureña en Cal Bisbe al llegar a Menorca como administrador apostólico: «En la Iglesia no hay conservadores y progresistas, la única línea válida es la del Evangelio».
Conversé con Luis Argüello en Solsona, cuando el anterior obispo de Menorca, Francesc Conesa, tomó posesión de la diócesis catalana. Comprendí entonces lo manifestado por el papa Francisco sobre el arzobispo de Valladolid: «Cuando te jubiles tienes que venir a Roma para participar en el equipo de fútbol, porque gambeteas [regateas] muy bien a los periodistas».
El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal conoce bien las tres diócesis de Balears y cuál es la trayectoria de sus respectivos pastores. En Mallorca, el menorquín Sebastià Taltavull está de salida. En enero de 2025 concluye la prórroga de dos años concedida por la Santa Sede tras presentar su renuncia canónica al cumplir los 75 años.
En Menorca y Eivissa, Gerard Villalonga y Vicente Ribas, ordenados en 2023 y 2021 respectivamente, ejercen sin sobresaltos su ministerio pastoral, que deparará sorpresas y novedades.