Por la derecha y por la izquierda, cada vez hay más gente mixta, es decir, variada y heterogénea que no consigue formar parte de ningún todo. Gente altiva y poética, con mucha personalidad mixta. Hay que ver la cantidad de chistes mixtos que están apareciendo estos días, desde que el proscrito exministro Ábalos se unió en el Grupo Mixto a los cuatro enojados de Podemos. ¡Hinchazón mixta! ¡Dos poderosos exministros se vuelven mixtos de la noche a la mañana! Y con grandes exhibiciones de orgullo mixto, si se le puede llamar así. Lo mixto mola, está de moda, crea tendencia. Pronto se abrirán restaurantes gastronómicos mixtos, donde no se comerá ni esto ni lo otro ni todo lo demás, y algún estudio sociológico denunciará la discriminación de los mixtos. Porque si hasta hace poco el Grupo Mixto era un cajón de sastre de retales, migajas y restos de serie, cuando no un gabinete de curiosidades o un nido de tránsfugas, ahora y por efectos de la inflación mixta, se ha convertido en una guarida de audaces, rebeldes a los convencionalismos políticos, que si bien no quieren estar en ningún sitio concreto, menos aún quieren soltar su acta de diputados. Ni locos, vamos.
Oraciones
Inflación mixta
06/03/24 4:00
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