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El bienestar de una sociedad suele contar con la sintonía de población y buen hacer de sus gobernantes. En el último tercio del siglo XIV y durante el XV, los menorquines disfrutaron de una etapa de relativo esplendor económico, cuando en el resto de Europa occidental se padecía una depresión económica, surgida a mediados del siglo XIV, con la denominada peste negra; pero las causas de dicha crisis son más profundas. Así, el crecimiento de la población, desde el siglo XI, no fue seguido de un correlativo aumento de la producción triguera durante la primera mitad del siglo XIV. Otro factor fue la guerra de los cien años entre Francia e Inglaterra. También incidiría en el declive un cierto deterioro del sistema feudal, así como la crisis de las relaciones campo-ciudad para comprender el declive general, dentro de un enfoque multifactorial. El mercado de cereales estuvo sometido a fluctuaciones de corta duración, que se ampliaron en el siglo XIV.

2 La peste negra (1347-1353) generó gran mortandad en Europa, con reediciones en 1361, 1373, 1380 y otras. Los gremios se cerraron y las diferencias sociales se fueron acusando entre los maestros. Después de 1350, la industria pañera se desplomó en Flandes y Brabante. Quebraron los bancos italianos y en 1381 los bancos privados catalanes, creándose la banca oficial: «Taula de Canvi» de Barcelona (1401). Las exportaciones inglesas de lana cayeron de modo espectacular. Escaseó el numerario monetario y también la circulación de la plata, provocando medidas inflacionistas y alterando los cambios de moneda, y motivando la ruta ultramarina de Indias.

Pedro IV de Aragón (1336-1387), fue coronado rey de Mallorca el 22 de junio de 1343, quedando vinculadas las Baleares al reino de Aragón, conservando Menorca sus privilegios e incluso aumentaron sus prerrogativas. Dicho monarca aragonés fue decano, en su época, de los reyes de la cristiandad, e hizo una efectiva política de Estado, que benefició a los menorquines en su expansión mercantil marítima en el mediterráneo. Favoreció la producción en Menorca de embarcaciones construidas por los «mestres d´aixa»; y la navegación y el comercio estaban en manos de los propietarios y armadores, con alto nivel competitivo. A partir de Pedro IV, Mahón y sus murallas pasaron a primer término, atendiendo a una concebida política exterior mediterránea (1).

Pedro IV, desde Barcelona, en fecha 8 de agosto de 1370 emitió la «Letre del Consulat de la mar de que son consols los balles de la ylla», dirigida a los «bayles» de Ciudadela y de Mahón, donde ordena que para los negocios marítimos se constituya en ambas poblaciones un Consejo regido por unos capítulos iguales a los que regían en el Consejo de Mallorca.

Desde 1324, no sin dificultades, Cerdeña pertenecía a la Corona de Aragón y los menorquines dominaron el comercio de la sal sarda entre 1370 y 1414, cuando Cataluña padecía la peste negra, más intensamente que el resto de la península, a causa de sus específicas estructuras feudales, iniciándose allí un largo proceso de depresión económico-social, colapsándose la economía catalana en 1427, que llevaría a la guerra civil (1462-1472) entre los colonos o payeses de «remensa» contra sus señores y a la Generalidad de Cataluña frente al Rey Juan II (1459-1479).

Asimismo, a partir de 1375, se habían expandido las exportaciones de lana menorquina a las manufacturas de Toscana a través del puerto de Livorno, supliendo a la inglesa de antaño, rigiéndose por su elevada calidad; en el siglo XV, la lana de Menorca no sólo se exportaría, sino que fue la base insular de una expansiva industria pañera. En el plano institucional Pedro IV creó la figura del «Mustazaf» o Almotacén (inspector de los mercados), y estableció el derecho de Menorca a ser representada en Cortes.

En fecha 28 de junio de 1412 fue proclamado en Caspe Fernando I de Aragón; y tras un corto reinado fue sucedido por su hijo Alfonso V de Aragón (2/04/1416), quien dispuso una serie de medidas para favorecer a los menorquines. Pidió al Papa Martín V que erigiera un obispado en Menorca y nombró un procurador fiscal adscrito al Real Patrimonio. En Mahón se inició la construcción de la Ermita de Nuestra Señora de Gracia (1436-1491) y de otras iglesias en Ciudadela.

Por Real Orden de 30 de mayo de 1425, Alfonso V concedió a los menorquines la facultad de acuñar moneda propia y circuló la «moneda nova de Menorcha», que retiró la mallorquina. La libra menorquina, también nominal, era de valor inferior, en una cuarta parte, a la de Mallorca, pero compuesta también de 20 sueldos. El sueldo era la moneda efectiva, con monedas divisionarias de cobre; tenían el busto de Alfonso V en el anverso: «Alphons Rex» y, en el reverso, un escudo con las barras de Aragón y con la palabra «Minoricharum».

Al fallecer Alfonso V (1458) heredó el trono su hermano Juan II, dejando un reguero de buen hacer en sintonía con una población que supo superar los efectos de una etapa plena de dificultades para Cataluña y el resto de Europa.

(1). J. Hernández Andreu y J.M. Ortiz-Villajos (2023), De «Holandeses del Sur a Hong Kong del Mediterráneo», ed. UJA, Universidad de Jaén.