Menorca27/02/24 4:00
Cuando eres joven no sueles notar a faltar muchas cosas ya que la edad te induce a pensar que puedes llegar a conseguir lo que sea en un plis plas. Luego vas poniendo años y con el las obligaciones que algunas de ellas te pillan a contrapelo pero que te enseñan a madurar. El siguiente paso de la madurez, como pasa con las frutas, es que te vuelves apetitoso o te lo crees y te van saliendo hambrientos enanitos cuya misión no es otra que pegarte mordiscos a doquier y cuando al fin consigues esquivarlos es cuando decides ponerte a pensar que diablos haces aquí y que puedo hacer para que se me escuche sin erróneas interpretaciones y es que, pensar y decir algo es como un arma arrojadiza que muchas veces en lugar de unir separa.