¿Cómo están, queridos lectores? Arrancamos dejando las cosas, por enésima vez muy claritas. La solidaridad, la empatía, la humanidad, la utopía, el diálogo, la armonía, la paz, el silencio y la naturaleza están en una guerra sin cuartel contra la insolidaridad, la arrogancia, la cosificación, el monólogo, la distopía, el caos, la guerra, el ruido y la destrucción del planeta. Pues bien, si nos tienen que ganar que sea por la fuerza, porque a cansinos no nos vencerán.
El primer párrafo se lo dedico a los que dicen que últimamente escribo siempre de lo mismo. No se equivoquen damas y caballeros, desde el primer artículo he escrito de lo mismo, sobre lo mismo, contra los mismos y a favor de los mismos. Otra cosa es que, en mi evidente limitación al teclado, haya agotado ya la cantidad de sinónimos, antónimos, símiles y metáforas que conozco. De hecho, y en pos de la honestidad que no quiero abandonar en estos artículos, mis recursos juntando letras se hubieran agotado mucho antes si no tuviera a golpe de click al señor Google que me da la llave a múltiples herramientas de escritura. Eso es así, no voy a ir ahora de lo que no soy.
Y si hay gente que se enfada, o se cansa, qué le vamos a hacer. A mí no me cansa decir una y otra vez que es flipante que en pleno siglo XXI haya personas que son reyes por la gracia de dios y que esas personas sean inviolables legalmente a pesar de ser unos corruptos y unos ladrones. Y me flipa aún más que haya personas que prefieren ser súbditos que ciudadanos libres. Pero en fin, ellos no se cansan de creerse la milonga de que defendiendo a reyes ladrones y golfos defienden no sé qué concepto de patria. Miren la Historia, no ha habido un solo Borbón honrado que haya mirado por su patria, ni uno solo amiguitos. Pero ahí siguen, inagotables.
Si ellos no se cansan de robar y explotar a las personas, por qué nos tenemos que cansar nosotros de denunciarlo. Si ellos no se cansan de perseguir al diferente, por qué nos tenemos que cansar nosotros de señalarles como homófobos, clasistas y xenófobos. Si ellos tienen los santos huevos de acuñar términos como «feminazi» porque ven peligrar su frágil masculinidad de hombres blancos hetéros del primer mundo, por qué nos tenemos que cansar nosotros de llamarles «machos fachos».
Si ellos no se cansan de comprar para manipular medios de comunicación, por qué nos tenemos que cansar nosotros de señalar a los que blanquean el fascismo y además desprecian la ética periodística con pasmosa facilidad. Si las cúpulas religiosas se protegen para manipular creyentes, sacarles pasta y ocultar sus corruptelas varias y sus gravísimos pecados, por qué nos tenemos que cansar nosotros de denunciarlo. Si ellos no se cansan de arrasar bosques y contaminar ríos y mares, por qué nos vamos a cansar nosotros de publicar los nombres de los responsables de que el planeta se vaya al carajo para que las cuentas bancarias de algunos engorden hasta reventar.
Si ellos no se cansan de comprar nuestra Menorca a golpe de talonario, por qué nos tenemos que cansar nosotros de defender nuestra esencia y nuestra calidad de vida. Queremos compartir Menorca con el mundo entero, no que el mundo entero, en forma de especulación y turismo termita, acabe convirtiendo Menorca en una preciosa maqueta sin vida.
Y si no me canso de todo lo anterior, y mira que es pesado y enfarragoso, como me voy a cansar de desearles mucho lúpulo y un feliz jueves, es imposible… al menos de momento.
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