Don Juan Hernández Mora, escribe en una de sus conferencias (1978): «lo esencial para el conocimiento de un país es ver cuánto de la historia queda presente en él. Esa idea de ver la historia me parece básica, fundamental». «La Menorca Talayótica» sigue viva, hoy más que nunca, actuando en la historia de la Isla. Menorca y sus monumentos megalíticos son un agente activo de la historia de los menorquines.
En el libro «De holandeses del Sur a Hong Kong del Mediterráneo: Una historia económica de Menorca», José María Ortiz-Villajos y yo (ed. UJA, 2023) pretendemos ofrecer, como objetivo principal, una aproximación a la historia de la industrialización de Menorca desde el origen hasta nuestros días, que se encabeza con un brevísimo recordatorio de elementos esenciales inducidos de la Menorca talayótica, que en el libro expresamos con las seis especificaciones de García-Argüelles, Gual y López (1994) para el análisis científico del conjunto megalítico de Alaior.
Los antecedentes marcados por Hernández Mora han sido reconocidos recientemente por su virtualidad, así, en un reciente estudio del doctor en arqueología O. Torres Gomáriz (2016), titulado «De Arqueología menorquina: María Luísa Serra Belabre y los círculos talayóticos de Sant Viçenc d´Alcaidús (Alaior, Menorca)», en Pauta Rei. Revista Digital de Ciencia y Didáctica de la Historia. Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad-CEPOAT, Universidad de Murcia, dicho profesor escribe: «Finalmente, una apreciación diferente, en la que Mª Lluisa (Serra) fundamentará parte de sus hipótesis, es la de Hernández Mora, en Menorca Prehistórica (1922, 1923), que habla de «monumentos circulares de época decadente» diferenciándolos de las taulas, y apuntando que se construyen a expensas de las construcciones de sus alrededores».
La construcción fue la actividad destacable de los menorquines primitivos, Cristina Rita (1987), muestra que el megalitismo fue la construcción menorquina evolutiva durante una larga etapa, que se manifestó en sus progresivos adelantos, tanto en la mejora de la mano de obra, como en la simplicidad y resistencia en los momentos de fecha más cercana; la arqueóloga Rita nos manifiesta la tipología evolutiva: a) albores: cuevas naturales de piedras toscas; b) talayot macizo; c) talayot hueco de planta circular; d) talayot hueco de planta elíptica; e) naveta con corredor; y f) naveta con antecámara.
Asimismo, en nuestro libro, el profesor Ortiz-Villajos y yo, atendemos a las actividades comerciales de los colonizadores en la Isla (fenicios, griegos y cartagineses), desde una perspectiva dinámica temporal, a través, sobre todo, de las investigaciones del profesor Fernández Miranda, quien, superando los estudios estructurales, aboga por una visión dinámica, reconociendo la marca mercantil intensa desplegada en la isla a partir de los siglos IV y III (a. J. C.), que forjaría tendencia después del cambio de era. Al tiempo que induce a reconocer centros de actividad productiva.
Fernández Miranda y su equipo (1977) constata que Cales Coves, conforme a los materiales en sus aguas descubiertos, fue un fondeadero de naves mercantiles que perduró con continuidad secular hasta el siglo VI (d. J. C.); los otros yacimientos que estudia son pecios de naufragios puntuales. Destacamos los indicios de que Ibiza como base comercial acuñase moneda en la época del siglo III (a. J. C.), al tiempo que manufacturase platos de cerámica, típicos de color gris. El secular tráfico marítimo de Cales Coves tuvo como puntos cardinales: las rutas entre Magna Grecia y Cartago; Marsella con el norte de África; y Próximo oriente con la bética y la costa catalana.; así, Víctor Guerrero (1991) precisó que las ánforas del yacimiento de Binisafúller son de las Gavarres.
En el libro referido señalamos ciclos económicos completos de alrededor de 600 años en occidente desde finales del siglo II (d. J. C.) hasta la crisis de 1929; y observamos indicios de una fluctuación económica primigenia de duración similar, que arrancando de la protohistoria abarcaría una etapa histórica. La Menorca Talayótica con la romanización entraría, definitivamente, en la economía monetaria. La cima constructiva se alcanzó con las basílicas paleo-cristianas bizantinas. Las fuentes responden a los investigadores, conforme las preguntas que estos les formulen; así, en las investigaciones de Hernández Sanz (1908) está presente el afán de conocer la dimensión económica de la realidad social menorquina, y, en consecuencia, a modo de ejemplo, nuestro historiador acertó, fructuosamente, en su innovador interrogatorio a la epístola (del año 418 d. J. C.) del obispo Severo con dicha motivación impulsora, relativa a la Menorca romana a comienzos del siglo V. El método positivista de análisis documental es normalmente correcto científicamente, no sólo para la interpretación institucionalista de documentos, sino en todo análisis y crítica razonados de la realidad social y económica del pasado, conforme técnicas de pensamiento adecuadamente específicas, propias de realismo crítico.