La unión hace la fuerza y así lo demuestra esta imagen. Todos los sindicatos profesionales médicos unidos para exigir, de una vez por todas, una categoría específica, el respeto a las competencias, así como la total recuperación de la paga extra jibarizada desde hace más de 10 años y cuya cifra se estima alcanza los 240 millones de euros que han dejado de percibir los bolsillos el colectivo médico.
La pérdida del poder adquisitivo, el intrusismo laboral, la falta de respeto a los casi 12 años de formación que requiere alcanzar la categoría de médico especialista en España y una inagotable fuente de agravios han sido el cóctel perfecto para decir ¡Basta ya!
El sistema Nacional de Salud no cuida a sus médicos. Los sindicatos médicos hemos acuciado la urgencia de recordar una reivindicación que llevamos años poniendo sobre la mesa, y es la necesidad no solo de un estatuto específico para el personal facultativo sino de que se articule una categoría para el colectivo médico diferenciada y superior, basado en la formación y la responsabilidad que el ejercicio de la profesión supone. No cabe en cabeza humana que nuestra formación se compare con otras categorías ya que no existe carrera universitaria más exigente que la de un médico, por dificultad, pero sobre todo por años de dedicación, esfuerzo, estudio y entrega. Solo por esto, exigimos que se nos otorgue la categoría que merecemos.
Vamos por partes. Para que se entienda bien, hoy en día los médicos pertenecemos a la categoría del grupo A1 de la escala de empleados públicos donde la titulación exigida «para todos» es el grado universitario, es decir cuatro años de estudio. Pero sabemos que para poder terminar la carrera de medicina en España se necesita estudiar dos años más y completar así los seis años que la conforman.
Pero aquí no acaba la cosa, una vez terminados los seis años de carrera, el médico para poder trabajar en el sistema de salud nacional debe presentarse al examen MIR (Médico Interno Residente) que no es tarea fácil y una vez aprobado, necesita cuatro o cinco años más de «formación especializada» para obtener el título final de especialista. Es decir, la titulación exigida para ser médico especialista en España son 12 años de estudio, trabajo y dedicación, pero seguimos perteneciendo al grupo A1 de empleado público al igual que «todos» aquellos que estudian solo cuatro años de grado.
Por esto exigimos la categoría A1 plus para los/las médicos. Es hora de reconocer el esfuerzo de los facultativos y crear una categoría diferenciada y superior. La falta de reconocimiento y respeto a las competencias médicas y al grado de formación que adquirimos, nos está relegando a un segundo plano hasta tal punto, que el sistema ya está planteando asignar las funciones específicas de un médico a otros colectivos al amparo de una normativa legal promulgada ad hoc que representa un fraude para los ciudadanos y un riesgo para la calidad asistencial.
Son problemas de tal importancia que los sindicatos médicos nacionales nos hemos unido en esta reivindicación sindical conjunta en defensa de la dignidad de nuestra profesión.
Pero seguimos con más agravios. Tampoco se cuida a los médicos en el aspecto retributivo, aunque así lo crean quienes nos leen. Desde hace más de una década, dibujamos una línea descendente de pérdida de poder adquisitivo por tener jibarizada la paga extra desde el año 2010, cuando el entonces Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó el Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se adoptaron medidas extraordinarias para la reducción del déficit público, un recorte a los sueldos de los funcionarios que se produjo de manera progresiva.
Por ponerle cifras, a los facultativos se nos recortó un 10% respecto a un 0,5% de los operarios de servicios o celadores, y como las subidas han sido lineales, es decir, igual para todos, seguimos siendo el colectivo más agraviado, con una pérdida de entre 16.000 y 18.000 euros por facultativo, cifra que se estima asciende a los 240 millones de euros que hemos dejado de percibir, y que a día de hoy sigue afectando directamente a los 158.000 médicos que conforman el sistema de salud nacional. Despues del comportamiento médico durante la pandemia (150 médicos en activo muertos) duele y nos indigna el maltrato y la negligencia institucional. Si el diálogo no es fértil solo nos queda la confrontación.
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.