La presidenta del Govern, Marga Prohens, ha anunciado que su Administración luchará contra la burocracia. Dice que la Administración no puede convertirse en un problema para los ciudadanos al descubrir que hay miles de expedientes sin tramitar de la pasada legislatura. Harían falta años para ponerse al día y por ello distintos departamentos del Govern buscarán fórmulas para agilizar los trámites. Al margen del Ejecutivo balear, todos los ciudadanos han sufrido largas demoras en conseguir una licencia de construcción (dos años es la norma habitual) o en solventar un asunto en los juzgados.
Muchos ciudadanos pueden tener la impresión bastante real de que la Administración es inoperante y no precisamente por culpa de los funcionarios, pero por muchos impuestos que se paguen la situación no cambia. Por el contrario, siempre suele empeorar. En Ibiza, por ejemplo, la Dirección General de Tráfico apenas puede atender a los ciudadanos porque tiene cerrados casi todos los días por falta de personal. Para sacar la ITV, que es obligatoria, se tardan meses, y lo mismo ocurre para renovar el DNI. La Administración no cumple ni de lejos las necesidades de los ciudadanos, pero nadie protesta. Todos nos hemos acostumbrado y lo consideramos algo normal, pero no lo es.
Mientras perdemos el tiempo en discutir con segregaciones en los colegios inexistentes o en amnistías los ciudadanos se enfrentan a una Administración inoperante, cara y eternamente lenta. Sin embargo, ¿alguien ha escuchado a algún dirigente político manifestarse sobre este problema tras el anuncio realizado por Prohens de eliminar la burocracia? ¿A algún diputado le interesa un poquito este asunto para perder un par de minutos y escribir un simple tuit como mínimo? A nadie le interesa lo más mínimo porque ellos forman parte y se benefician también de esta Administración inoperante y que castiga a todo aquel ciudadano que intenta llevar al día sus trámites o en cumplir con la legalidad. Podemos ser optimistas y pensar que Prohens y sus consellers eliminen burocracia en un corto o medio plazo, pero lamentablemente se han perdido muchos años en crear una estructura tan lenta que ha conseguido anestesiar a unos ciudadanos que conviven con una situación demasiado habitual. Afortunadamente la empresa privada compensa la incompetencia de las administraciones para que las cosas funcionen con unos niveles mínimos, pero todavía hay que escuchar a políticos demagogos que defienden el pago de más impuestos para mantener unos servicios públicos de calidad.