España tiene un problema de paro estructural en los jóvenes, los mayores de 45 y las mujeres. La solución del Gobierno pasa por aumentar la prestación por desempleo mientras que los trabajadores con un contrato fijo discontinuo suben exponencialmente, ya se habla de más de 700.000. Es decir, empleados que se van al paro y siguen cobrando la prestación y que lo pueden hacer decenas de veces en un año. ¿Y quéocurre mientras en el mercado laboral? Además, de ese paro estructural, el mayor de la Unión Europea y de la OCDE, ocurre que decenas de miles de empleos se quedan sin cubrir y se sigue sin pedir de forma exigente aceptar un empleo en lugar de seguir subsidiado.
El lunes, Calviño y Díaz llegaron a un acuerdo y el Consejo de Ministros aprobó nuevas normas para el subsidio de desempleo. Cuentan voces oficiales que las dos han cedido en sus exigencias para el acuerdo. Sin embargo, no me parece lo importante. Lo trascendente es que este gobierno se sigue preocupando más del paro que del trabajo. Precisamente, se acaba de conocer un estudio de Fedea en el que queda claro que la reforma laboral de este gobierno si bien ha reducido la tasa de temporalidad contractual no ha reducido la inestabilidad laboral. La reforma, asegura Fedea, ha fomentado variantes de contratos indefinidos menos estables como el fijo discontinuo. «Se hacen más contratos indefinidos ordinarios, pero la duración es menor». Está sucediendo lo que USO llama «contratos cerilla».
El trabajo se está troceando y ya empieza a ser una rara avis trabajar en un sitio mucho tiempo y 8 horas. Esto no parece preocuparle al Ejecutivo, que por cierto sigue sin ofrecer la cifra real de fijos discontinuos y no acabade darle a la formación profesional el lugar que merece. En general, podría decirse que a todos los ciclos de la educación, que no avanza al compás del mercado laboral absolutamente distinto a los obsoletos currículos académicos. Lo más dramático es que todo va a ir a peor el año próximo, ya que las expectativas de organismos nacionales e internacionales son de un crecimiento bastante exiguo y una inflación aún alta. Se desconoce además si finalmente los tipos de interés empezarán a bajar. Además, de nuevo seguirán sin cubrirse miles de puestos de trabajo y las empresas anuncian que no van a contratar e incluso que van a despedir. Ahora mismo más de 150.000 empresas están al límite de sus posibilidades y se agolpan en las gestorías y despachos de abogados para abordar su situación. Parece lógico, si lo que propone el gobierno es más impuestos, más cotizaciones sociales y más rigideces normativas. Veremos que más se les ocurre de aquí a fin de año.