Se está hablando muchísimo del polémico verificador, misterioso individuo que imagino alto y muy delgado, con mejillas chupadas y aspecto grave de enterrador, que deberá vigilar los acuerdos del Gobierno con Junts, y de momento ya ha sacado de quicio a nuestras derechas patrióticas. Eso del verificador recuerda el título de un relato de terror gótico, con algunos toques burocráticos de inspiración kafkiana derivados del procés (El proceso), en el que durante una noche tormentosa un viajero llega a una posada, cruza entre los silenciosos comensales como un viento gélido y le dice al posadero: «Soy el verificador. Verifico cosas». El buen hombre se seca las manos con el delantal, y algo azorado contesta: «Ah, ya, es usted el encargado…». «No, yo no me encargo de nada. Yo sólo verifico». Se hace un silencio sepulcral. El ambiente es opresivo y siniestro. Y así sucesivamente.
Oraciones
El verificador
28/11/23 4:01
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