El viernes pasado medio mundo esperaba con angustia el discurso-mítin-sermón que debía ofrecer el jeque libanés Hasan Nasrallah, líder guerrillero y religioso del grupo terrorista Hezbolá y amigo privilegiado del régimen iraní. Al margen de su contenido, bastante más moderado de lo esperado, lo que me sorprendió a mí fue comprobar que en plazas y parques libaneses donde se habían colocado pantallas gigantes para seguir su intervención, eran miles las mujeres que lanzaban proclamas a favor del líder, mostraban con fervor fotografías suyas y manifestaban sin ambages la más pura adoración. Es algo que se repite a menudo en Irán, país que financia el terrorismo de estos grupos armados y también de los que operan en Palestina.
El rayo verde
Feministas
08/11/23 4:01
También en Opinión
- Giro de 180 grados en la Seguridad Social: El Gobierno da la vuelta a la edad de jubilación este 2025
- Al menos tres personas sufren el síndrome del eterno apetito en Menorca: «Tuvimos que poner un candado en la nevera»
- Fallece un hombre tras quedar inconsciente en la calle en Maó
- La Policía Nacional retira dos botes de ácido pícrico en un centro educativo de Ciutadella
- El uso abusivo del parking del 'Mateu Orfila' obliga a diseñar un plan para forzar la rotación de coches