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En política, y como todo en la vida, es importante saber cómo decir las cosas, cuándo y dónde. Si gestionas mal estas variables es muy posible que tus intenciones se vayan al garete. Vox está manejando fatal los tiempos. No acierta ni en el momento, ni en el tono ni en el lugar. A no ser que su única intención sea cargarse el partido al que le ha dado todo su apoyo para que gobierne, su estrategia les está condenando al fracaso. Con los primeros cien días sobre la mesa, no han tenido otra idea que meter el pie en el acelerador en el tema que le costó la mayoría absoluta al PP de Bauzá. Se están pegando un tiro en el pie. Vuelven de manera obsesiva a meter la lengua dónde no toca. No será que no haya problemas por resolver. Y dale.

Nuestra sociedad está perfectamente normalizada y hay cosas que cuanto más las remueves más apestan. La mierda lo primero. Y una mierda es lo que se van a comer en las próximas elecciones si siguen por esta senda. La economía, señores, es lo primero. La economía quiere decir que hay gente que no tiene para vivir y mucho menos para comprarse una casa. Hay empresas que sufren con los impuestos y con las dificultades de la Administración para tirar adelante. No basta esta columna para los problemas que tenemos y ellos, erre que erre. Mientras, los socialistas, que lo pasan pillo en Madrid, aquí se frotan las manos.