El otro día me quedé atónito con una conversación que escuché entre dos jóvenes. Una le decía a la otra que había una guerra pero no tenía muy claro entre quiénes. La otra le dijo que uno de los países era Palestina pero que no recordaba cuál era el otro. Y tampoco dónde estaba Palestina, si estaba muy lejos, en Europa, en Asia o en Oceanía. Tal vez en el Polo Sur. O en la Luna. Dudo mucho que supieran que en Israel viven judíos y qué es un judío. Pero lo que me llamó más la atención es que se puede vivir fuera de la monopolización de las noticias, de lo que sucede alrededor, de lo que hay más allá de lo que abarcamos con nuestros propios brazos. La ignorancia puede minimizar las cosas trascendentales, aquellas con las que nos desenmascaramos de una vez por todas y mostramos nuestra genuina esencia como si se tratase de dos contendientes que suben al ring, aquellas por las que realmente merece la pena luchar. Bendita ignorancia o no, tampoco es cuestión de que te inviten a pasear por la Franja de Gaza como le dijo Ayuso a Mónica García.
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23/10/23 4:01
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