Hace tiempo que esa estampa de la jubilación como una etapa vital triste y aburrida, mirando avanzar obras públicas y alimentando palomas, quedó desfasada. Es un estereotipo del edadismo que impera porque hay quien no quiere, o no puede en su ignorancia, darse cuenta de que los años pasan sin perdonar a nadie. Al fin y al cabo todos ponemos la vista en esa meta, la de disfrutar del tiempo que el trabajo ahora nos arrebata. Esos señores y señoras que peinan canas gustan de viajar, comer bien, tomarse sus copas, alquilar coche, pasear y, en fin, realizar todas esas actividades que riegan la economía isleña cuando el verano acaba. Su esperanza de vida es larga, sus ganas de disfrutar envidiables y si cuentan con un buen retiro y la salud acompaña, son ese turista sénior por el que ahora hay abierta una auténtica guerra entre turoperadores.
Vía libre
Batalla por el turismo de mayores
05/09/23 4:01
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