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En un país multicolor, con el nuevo parlamento y las fuerzas centrífugas avanzando imparables gracias a la voluntad popular, nos vamos acercando al nuevo curso en el que sabremos, por fin, lo que es bueno. Aunque lo que es bueno para unos, puede no serlo para otros. La igualdad sirve para hacer una campaña publicitaria o para crear un ministerio, pero no es real. Unos ganan, otros pierden. Y hay que saber perder. ¿Se acuerdan de lo que le dijo su madre a Boabdil el Chico? Pues con Pedro Sánchez, perderemos la batalla de Waterloo. También puedes perder una presidencia en Baleares y ganarla en Madrid. Caramba, carambola. Hagan juego, señores de Junts per la República. ¿Quién da más?

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Suerte que llegan de nuevo las fiestas de Mahón/Maó, en honor de la Virgen de Gracia o, simplemente, de Gràcia. Es tiempo de unión, alegría y de olvidar tantas disputas partidistas. El pregonero de este año será el jóven pianista Marco Mezquida, un genio de la música nacido aquí pero que traspasa fronteras. Su concierto a dúo en el Teatro Principal con Salvador Sobral, fue para no olvidar. Una actuación excepcional de sensibilidad exquisita. No sobraron ni las palabras.

Volviendo a lo que vendrá. Cuando éramos jóvenes, lo que no aprendías durante el curso, te quedaba pendiente para septiembre. Y después de las vacaciones, tampoco tenías ninguna garantía de aprobar el examen. Catear y cateto se parecen mucho. Hay que estudiar más.