Engañarnos a nosotros mismos porque entre otras cosas, es más fácil que engañar a los demás. Todos conocemos a más de un elemento que se pasa el día meditando como hacerlo. Por lo general al engañador que suele ser más repetitivo que una zampada de ajos lo ves venir. ¿Cómo ha encontrado la comida el señor? Y le respondemos que excelente cuando lo más probable es que no te haya gustado y encima te la has tenido que comer. De cuentos infantiles recuerdo con admiración el de Caperucita roja y el lobo. La niña inocente paseando por el bosque con su cestita que dicen llevaba comida para su abuelita, pero ninguna inspección aduanera ni posterior documentación asegura que era eso y no otras cosas de dudosa y sospechosa catalogación. Y luego está el lobo que resulta que es un tipo simpático pero de lo más embaucador.
Granos de arena
Como nos encanta
31/07/23 4:00
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