Estamos ya camino de dejar atrás una primavera más de nuestras vidas y lo hemos hecho viviendo cambios, políticos unos y otros de manos de la propia naturaleza. Y mientras los partes meteorológicos siguen amenazando con fuertes vientos e inundaciones, el llamado por algunos como tsunami azul ha tomado posesión de la gran mayoría de comunidades. Ha sido el cambio asegurado por muchos y el imaginado hasta por el más incrédulo.
Yo particularmente soy partidario de la alternancia porque el ser de ideas distintas hace que se rectifiquen errores pasados y se sustituyan por nuevas soluciones. Sin duda una de las facetas que han pasado a la historia ha sido el silencio de los partidos independentistas, sus discursos han sido más moderados y sus publicaciones mucho menos agresivas. También es cierto que ese silencio tiene lecturas privadas y un precio manejado entre la oferta y la demanda. En estos últimos años se estaban negociando acuerdos, apoyos y promesas económicas y no eran momentos para manifestaciones ni luchas callejeras. Ahora, con este nuevo cambio político vamos a ver hasta que punto esos silencios se mantienen o si se van a empezar a prender las antorchas de la discordia con vistas al resultado de la próxima cita antes las urnas.
