Ningún estudio demoscópico detectó la intensidad del tsunami electoral que el domingo revolucionó el escenario político en Menorca y en Balears.
En el ámbito nacional, Pedro Sánchez intenta amortiguar la derrota sufrida en el partido de ida y avanza el de vuelta. Previsto para diciembre, se disputará el 23 de julio. Pronto conoceremos la identidad de los candidatos menorquines al Congreso y al Senado. Seguro que les sonarán algunos nombres. El cambio político se empezará a materializar el 17 de junio, víspera del Diumenge des Be, cuando se constituyan las corporaciones municipales y sean investidos quienes desempeñarán las alcaldías los próximos cuatro años. El PP de Coya Sugrañes y Cristóbal Marqués sumará cinco alcaldías. Cuatro por mayoría absoluta: a las de Alaior y Es Migjorn Gran añadirá las de Ferreries y Es Castell; y la de Sant Lluís mediante pacto con Jorge de Diego. El PSOE de Susana Mora y Marc Pons retiene las alcaldías de Maó y Es Mercadal. En Ciutadella dicen que habrá acuerdo tripartito, pero si Endavant no entra en el gobierno, PSOE y Més tendrán que gestionar en minoría. También caben otras opciones.
La formación del nuevo Govern desvelará los menorquines que Marga Prohens incorporará al nuevo Ejecutivo autonómico. Y hasta principios de julio no se constituirá el Consell que presidirá Adolfo Vilafranca. Un mes para formar los equipos. Las decisiones que apliquen Vilafranca y Prohens en los primeros cien días marcarán el rumbo del mandato. La asignación de funciones y estas primeras medidas transmitirán la intensidad del cambio. Reducir estructura política con menos sector instrumental en el Govern; acabar las obras de la carretera, un acto de justicia poética para Luis Alejandre; modificar las leyes de Biosfera y Vivienda, modular la aplicación del nuevo PTI, aprobado in extremis, y reducir impuestos son algunas de las prioridades. Finezza y seny.