TW

Nunca antes se había visto una acumulación de tantos guardias civiles y policías nacionales en Maó como la del pasado viernes para ejecutar una intervención contra el tráfico de drogas.

Fueron más de 40 agentes y cuatro perros adiestrados en la detección de sustancias estupefacientes y billetes los que se desplegaron por cinco vías de la ciudad. La imagen resultó insólita en la Isla, magnificada aún más por el equipo reglamentario que portaban, chalecos antibalas, armamento diverso, y corte al tráfico rodado en la calle Sant Manuel donde fue la puesta en escena más llamativa para los residentes. Lástima que esa presencia de polícias y guardias llegados desde fuera de la Isla en esta ocasión no se repita en la época estival cuando son igualmente necesarios para la seguridad de una población multiplicada.

Noticias relacionadas

Como resultado de la denominada operación Grillo, ambos cuerpos policiales han informado sobre el hallazgo de casi un kilo de heroína en la casa del Camí de Santa Maria, 33.000 euros y varias armas prohibidas.

Siendo importantes no parecen cifras tan significativas como para explicar el desplazamiento de dos equipos de la Usecic, es decir, 22 guardias civiles, y 12 agentes de la UPR, de la Policía Nacional, además de los que ya prestan servicio en la Isla. Unos y otros realizaron las entradas en las casas, ariete en mano, para arrancar las puertas cuando aún no había amanecido.

La laboriosa investigación insinuaba que las cantidades de droga que se incautarían iban a ser mayores. Que no haya sido así, sin embargo, no resta trascendencia a la intervención porque se han desarticulado varios puntos de venta de droga al menudeo en Maó, Es Castell y Ferreries, hay cuatro presuntos traficantes en prisión -tres de ellos hermanos- y un kilo menos de heroína en circulación. La Guardia Civil, además, ha vuelto a ser copartícipe de una operación antidroga después de muchos meses sin generar noticias al respecto en Menorca. Las molestias, si las hubo, tenían un motivo.