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Hace solo muy pocos meses comentábamos entre amigos que nuestras tramontanas que duraban un día, nada tenían que ver con aquellas de nuestra juventud que se mantenían durante una semana. Yo por entonces me he visto zarandeado por alguna de ellas y lanzado contra alguna esquina. Ha tenido que ser ahora una borrasca con nombre sensual de raíces francesas, Juliette, quien ha activado mi memoria histórica, que también existe y ha existido desde siempre y sin tintes políticos, la que me ha llevado a recordarlas    porque aquellas sí que eran tramontanas de padre y muy señor mío.

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Esta Juliette y que hace unos días se la tomó conmigo pillándome desprevenido y con pose desafiante, porque siempre pensamos que nuestra fortaleza humana es superior a la fuerza de la naturaleza y sobre todo si se cabrea, se me ocurrió pasar frente a la pescadería y poco faltó para que de un soplido me lanzara dentro para acabar abrazado a algún mero. Esperemos que después de lo vivido o soportado hayamos cubierto nuestras necesidades de agua, no de aire en movimiento para un largo período de tiempo. Parece increíble que el nombre de una conocida actriz y bailarina Juliette Binoche, galardonada en múltiples ocasiones, haya tenido que llevar el mismo nombre que esta devastadora borrasca. Y hablando de vientos, poco claro veo yo la instalación de los parques eólicos marinos cerca de nuestra Isla. Si ya eran costosas y constantes las averías en los de tierra, imagínense en el mar trasladando flotilla de técnicos en barcas mientras son observados por nuestros atunes.