Y además diría que es justo y necesario. Hoy me he inspirado en esa espesa capa de niebla que no te deja ver más allá de pocos metros y que su húmedo aliento te cala hasta los huesos y me he preguntado que debería estar ocurriendo más allá de donde mi visión es capaz de captar.
Los buenos de la película estarán parapetados, escondidos para no ser asaltados y los malos, ¿estarán intentando localizar a sus víctimas agazapados tras esa niebla que es como su propio antifaz? Pero créanme si les digo que tengo la imperiosa necesidad de regresar a mi hogar, reencontrarme conmigo mismo y los míos, alejarme de esos restos carnavalescos que todavía perduran, no de los inocentes disfrazados, sino de esos mutiladores de sueños y esperanzas que deambulan como zombis y siempre dispuestos a agotar tus energías. Y que mejor auto premio que sumergirme en la música, en esa música y en esa extraordinaria voz de Ana Ferrer, gracias a esos dos CD y que sus padres Lali y Toni de Es Llonguet tan amablemente me acaban de regalar. Escuchar sin prisas esa melódica voz y el suave acompañamiento instrumental fueron más que suficiente para disipar esos restos de niebla que se me habían instalado dentro de mis neuronas sin mi permiso.