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15-II-23 miércoles

Sexo va sexo viene. Ahora parece que emerge un fármaco que en cierta manera bloquea la alegre movilidad de los espermatozoides, es decir, un anticonceptivo para el hombre, que ya está bien de cargarle toda la responsabilidad a las féminas, bastante tienen con aguantar discusiones bizantinas sobre si el aborto es un derecho más o menos sagrado o simplemente una desagradable eventualidad que debe ser regulada y protegida por las leyes democráticas…

Pero no quería ponerme solemne sino hablar distendidamente de sexo, tan omnipresente hoy día como tabú fuera en nuestra juventud. Y siempre que se habla de sexo me vienen a la memoria algunos chascarrillos que me hacen sonreír, lo cual no tiene precio en los tiempos que corren. Son de Woody Allen quien, al hablar de sexo, afirma: «Es lo más divertido que se puede hacer sin reír» o «El cerebro es mi segundo órgano favorito», o «El sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es una de las mejores», o «Después de los 60, todos pertenecemos al sexo débil…».

Y la guinda del pastel: según una encuesta de la casa de preservativos Durex, los griegos son los que más copulan de Europa, dicen que porque se toman la vida con calma y están mucho más relajados que el resto de los europeos. Aquí mucha polarización política, mucha testosterona y mucha facundia con lo del sexo, pero a la hora de la verdad, gatillazo colectivo.

16-II-23 jueves

Algo huele a podrido en Can Barça. Caído del blaugranismo el mito Messi, exiliado en París, ahora resulta que la compra de árbitros no es patrimonio histórico el Real Madrid sino del Barça (puede que de los dos), con lo que los culés nos quedamos sin nuestra coartada histórica del favoritismo arbitral por el Realísimo. Sic transit.

Estruendoso silencio en las altas esferas del més que un club… Patético.

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17-II-23 viernes

Pedro Sánchez, que había conseguido mantener la calma y la productividad legislativa en plena tormenta perfecta (pandemia, crisis económica y energética, guerra de Ucrania, oposición desaforada, revoltosos compañeros de coalición), entró en barrena a finales de año con su frenesí por quitarse engorros de en medio y encarar el último año de legislatura con el horizonte despejado    en el que refulgirían las estrellas de sus éxitos económicos…

Y es que las prisas en un gobernante son un mal asunto. Y mucho más si se está legislando sobre asuntos sensibles como el de la Ley Trans. Veamos si no    el caso de un hombre llamado Adam Graham que había violado a dos mujeres en Escocia. Una vez acusado, pero antes de dictar sentencia, el agresor sexual se convirtió en mujer… Y por tanto fue enviado a una cárcel de mujeres, donde solo duró 72 horas, porque se armó tal escándalo que fue derivada a una cárcel de hombres.

Todo nuestro respeto y comprensión para los trans, pero legislar sobre temas tan delicados debería suscitar un debate sosegado, riguroso, de amplio espectro y todo lo prolongado que requiera. Banalizar este asunto puede llevar a intervenciones médico-quirúrgicas precipitadas y en muchos casos irreversibles, además de situaciones tan complejas como la de la «mujer» violadora…

20-II-23 lunes

Curiosidades mediáticas: se cumple un año de la traumática defenestración de Pablo Casado y, mientras «El País» y «La Vanguardia» llenaban ayer varias páginas con reveladores whatsapps sobre aquellos días de cuchillos largos, en los que la plana mayor del PP felicitaba a Casado por plantarle cara a Ayuso poco antes de ajusticiarlo sumariamente. Hoy, la prensa más conservadora    también calla estruendosamente. Nada de retrovisores.

22-II-23 miércoles

Según Feijóo no puedo considerarme «gente de bien» porque no me molestan las iniciativas legislativas de un gobierno legítimo. Otra cosa es que me gusten más o menos, o menos que más, como la explicitada Ley Trans o la chapuza de la del ‘solo el sí es sí'. Pero créame, señor Feijóo, muchos de los que no nos consideramos «gentes de bien», según su particular taxonomía, somos buena gente.

23-II-23 jueves

Y antes de enviar el artículo a Vanessa, la secretaria de redacción de «Es Diari», compruebo otro silencio más que estruendoso: el mío propio sobre la última machada del Real Madrid, esta vez en Inglaterra, la cuna del fútbol. Me quito el sombrero, la camisa, me autoflagelo y vuelvo a callarme… pudorosamente. Realmente son únicos.