Las tres propuestas de Gregorio Jiménez López para el sector lácteo de Menorca consisten en ampararlo bajo una estrategia-paraguas conjunta; desarrollar nuevos productos, apostando por el queso menorquín, que ya cuenta con un acreditado nombre propio; e invertir en investigación para descubrir nuevos aportes nutricionales a un queso con tradición milenaria.
Jiménez López, licenciado en Químicas por la Universidad de Granada y diplomado en Nutrición, desarrolló su trayectoria profesional en Puleva. En 1974 creó el departamento de I+D y en 1992 accedió a la dirección general, que desempeñó durante veinte años. Considerado el inventor de las leches enriquecidas y el artífice de que una pequeña empresa láctea granadina se convirtiera en referente mundial en innovación, concretamente en nutrición infantil, es el ‘padre' de la leche con Omega 3.
Sabio y humilde, apenas alza la voz al explicar que, tras superar una suspensión de pagos, vendió Puleva en 2010 a la multinacional francesa Lactalis por 630 millones de euros.
Gregorio Jiménez López sostiene que Menorca ya es una marca por sí misma; una isla con su propio sistema de valores, densidad de historia y una identidad que la diferencia de otros territorios. Además, produce 50 millones de litros de leche. Ayer visitó Coinga y hoy tiene concertada reunión en Quesería Menorquina. Didáctico y luminoso, aportó su experiencia e iniciativas a los socios del Cercle d'Economia, convocados por Francisco Tutzó.
Y, después, en el Ateneu profundizó sobre el presente y el futuro del sector lácteo de Menorca con Jesús Esparza, director ejecutivo de Quesería; y con Santiago Tadeo, gerente de Coinga. Lo más importante es el producto, que ya elabora Menorca. Es el momento de aplicar la experiencia de Jiménez López para desarrollar el plan estratégico que modernice y transforme el sector lácteo de la Isla.