Cuando un producto queda lastrado por haber sido adulterado por una elaboración que ha buscado la ganancia por encima de la calidad, el público se vuelve reacio a seguir comprándolo, y reduce su consumo, entonces diremos que comercialmente es un producto tóxico.
Entre los políticos, también encontraremos algunas/os, que por haber hecho de su paso por la función pública «mangas y capirotes», han convertido su nombre en tóxicas/os. Los hay que no sólo perjudican su nombre, es de tal calibre lo que han hecho mal, que convierten el nombre del partido en el que han estado encuadrados en una formación o partido tóxico. El votante está ya muy harto de corrupción y privilegios y milagro es que no lo esté más, porque motivos tiene. La razón por lo que no le consuela que le digan; «esa persona por la que usted se interesa, ya no está en el partido». Una excusa tan torpe como inútil a la hora de pretender salvaguardar la honorabilidad del partido en el que sí militaba y figuraba esa persona, cuando decidió enriquecerse a costa de su paso por la política. Con esas excusas tan pobres, diríase que nos toman ustedes por tontos de diseño; ya le digo, es tan pobre la ocurrencia, como de otro que vivía muy bien de lo que choriceaba robando aquí y allá, y cuando lo trincaron, se le ocurrió decir: «esa persona por la que usted me pregunta señor comisario, ya no roba, ha dejado de robar», o aquel otro que no ha declarado a la Hacienda pública sus cuantiosos beneficios: «mire usted sr. Inspector de Hacienda, la persona por la que usted se interesa ahora vive con los masáis, no sé si de Kenia o masáis de Tanzania».
2 Hay cosas que el tiempo enmohece, difumina e incluso acaba por convertirse en anécdota. Fíjense por ejemplo en el caso Gürtel, comenzó a investigarse en agosto de 2008. No sé qué sumario será ese ni el volumen o dificultad de lo investigado, pero ahora mismo tengo prisa en decirles que Cervantes tardó menos en escribir «El Quijote». Tardaron cinco años en llevar a cabo la instrucción, que la dio por concluida el magistrado que sustituía a Baltasar Garzón, Pablo Ruz, con el procesamiento de catorce personas, entre las que figuraban los tres últimos extesoreros del PP ¿Cómo es posible que la Ley se interesara por los tres últimos extesoreros del PP y un Presidente no tuviera nada que decir en su declaración en la Audiencia Nacional, en el macro juicio del caso Gürtel el 26 de julio de 2017? No sé a ustedes, a mí me cuesta creerlo, aunque no me queda otra que tragar con lo dicho por Rajoy. De todas maneras, el caso Gürtel es uno de los hechos más tóxicos que se recuerdan de una forma chapucera de forrarse. Eso debería ser más que suficiente para mirarnos a algunos políticos como tóxicos para la sociedad.
En el PSOE, tampoco andan liberados de esos cuidados, basta y sobra con echar un recado retrospectivo a los ERES de Andalucía, aunque a esos sí se les castiga. De todas maneras, una vergüenza, que parece mentira que se llevara a término en nuestra democracia, y encima presumían de 100 años de honradez.
El dinero fácil, los increíbles privilegios, necesitan de hombres y mujeres muy templados/as, muy vacunados/as contra la covid de estas corrupciones.