¿Cómo va, queridos lectores? Espero que hayan disfrutado de sus días de vacaciones, si es que los han tenido, y que no les haya afectado en demasía el overbooking de las compañías aéreas, vaya vergüenza de tema, eso de vender más de lo que puedes dar debería estar penado con enorme multa económica y unas cuantas collejas. Espero también que no se desesperaran con la masificaciones que han sufrido las playas de nuestra Menorca, parece que Macarella, por poner un ejemplo, va a pasar de playa paradisíaca a playa infernal donde aparcar es más difícil que conseguir una vivienda digna a un precio razonable, madre mía, nos estamos ibizaicando a marchas forzadas.
AHORA QUE vengan los ofendiditos de pensamiento único a decirnos que si estamos en contra del turismo y todos esos mantras que repiten como papagayos. A ver si nos aclaramos, nadie está en contra del turismo, necesario económicamente para la Isla e inevitable porque todos deberíamos tener derecho a viajar donde nos dé la gana, el problema es que el mercado no se regula solito, como sostienen los cansinos neoliberales, así que, o le ponemos un poquito de sentido de común a todo esto, o vamos a morir de éxito. Éxito parcial, porque la pasta gorda se la llevan cuatro, y el resto a conformarse con las migajas, recordemos, por enésima vez, que el 1 por ciento de todo el territorio de Menorca pertenece a una sola persona, qué miedito.
No sé si en cierta manera se podría considerar un timo enseñar fotos de Marcarella tomadas en enero para decirle a la gente que venga a sitios tan paradisíacos, igual sería más honesto mandarles la fotos de esas playas en agosto y decirles con toda sinceridad «si quieren disfrutar de este espacio único serán bien recibidos, pero a poder ser eviten agosto porque lo que se encontrarán es esto», y podríamos hacer esa campaña bajo el lema «Menorca honesta, otros destinos venden humo, nosotros sinceridad». Vale, queda muy ñoña, pero no me nieguen que es más honrado. Al menos mucho más honrado que la pasta gansa que se han llevado el hijo de la duquesa de Feria y su amigote a costa de las comisiones por mascarillas, con la ignorancia, o el consentimiento, de un alcalde que llegó a decir textualmente «seremos fascistas, pero sabemos gobernar», pues nada, madrileños del alma, disfruten lo votado, ya saben, libertad y una de bravas.
VOLVAMOS A MENORCA, a veces Internet no ayuda, basta que un instagramer vaya a cualquier roquita de nuestra costa y se haga un selfi de postureo para que al poco esa roquita se convierta en Benidorm 2, y la masificación haga necesario poner autobuses lanzadera hasta para ir a Mercadona, porque como las previsiones se cumplan este verano fijo que más de una persona se caerá de algún acantilado porque no habrá tierra firme para todos.
No sé cuál es la solución, pero empezar por un debate sobre este tema sería el primer paso. Claro que el debatir significa intercambiar propuestas desde los hechos, el respeto, y la predisposición necesaria para acercar posturas, y la verdad es que los que están mamando del caño gordo de los euros del turismo actual no quieren abrir ese melón, ni ningún otro que les desvíe de su concepto depredador de la economía.
A pesar de todo, que no decaiga, al fin y al cabo la Isla ya estaba aquí antes de que los humanos construyeran el primer talayot, y aquí seguirá cuando el último humano la abandone porque las piedras de la paret seca no se pueden comer. Salud, lúpulo y feliz jueves.
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