-Doctor, lo veo todo negro. Estoy hecho polvo. He perdido la ilusión, la energía, la cartera...
- Cuénteme qué le pasa…
El paciente se desahogó y fue soltando una retahíla de quejas inconexas que exteriorizaban su malestar y su congoja.
- Todo está fatal, veo amenazas por todas partes, siento que me espían… busco algo por Internet y me empiezan a llegar anuncios publicitarios sobre lo que he buscado, me da la impresión de que suben la electricidad y los impuestos, que los impuestos se despilfarran en cosas que solo sirven para mantenerse en el poder, me asusta todo; a la menor frustración pierdo el control y me doy por vencido… me he vuelto derrotista y comodón.
El médico escuchaba pacientemente a su paciente para determinar los síntomas de su dolencia, elaborar un buen diagnóstico clínico y encontrar el remedio eficaz que pudiese aliviar tanto sufrimiento. Era conocido su buen ojo clínico, así como su otro ojo, que era el de buen cubero.
- Le voy a recetar una inyección de moral… aquí tiene: Nadal juega la final del Open de Australia. Al principio sufrirá un poco y lo dará mil veces por perdido, pero si sigue el tratamiento hasta el final, la mejoría de su estado de ánimo está garantizada.
- Gracias, doctor. Varias dosis de Nadalvital en vena.
- Y lo puede repetir, si precisa.
Llevamos medicándonos desde hace años con las hazañas de Rafa. En estos tiempos que corren, su principio activo sigue siendo una panacea fabulosa.