Un buen amigo me hace ver que la mayoría de los llocs o posesiones del campo menorquín están ya en manos extranjeras. Debe de ser la última dominación. Ya se sabe que nuestras islas han sido tierra de paso para muchas civilizaciones. Romanos, árabes, catalanes, ingleses, franceses y ahora comerciantes turísticos cuya intención primordial es constituir hoteles rurales y atraer el turismo caro que no solía asomar por aquí. En ese sentido supongo que habrá mucho por hacer, que no basta con establecer habitaciones con vistas, piscinas de lujo y restaurantes caros de aquellos que suelen servir el hambre en forma de multitud de platos semivacíos, trenzados con líneas de salsa más o menos artísticas. Supongo que habrá mucho por hacer y que se tendrá que promocionar también la cultura autóctona, el legado talayótico, la historia «aborigen», la nostalgia de la industria no turística, la presencia de una lengua diferente del «español» –epañó— para algunos camareros y del inglés –inglé— a menudo maltratado por los mismos sirvientes capaces de pronunciar por ejemplo stick tartare –garrote tártaro— en lugar de steak tartare –filete tártaro. Pero así es, los nuevos terratenientes pueden ignorar hasta las sutilezas de su oficio en aras del negocio que también deberían cuidar con verdadero mimo.
Les coses senzilles
La última dominación
31/01/22 0:39
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