Hace unos meses me volví a enzarzar en una batalla perdida de antemano, reclamé a una compañía telefónica una modesta cantidad que creía injustamente cobrada, todo a través de internet por supuesto. Ellos, amablemente y vía SMS me informaron de que tomaban nota, y en julio, con el mismo método, me dijeron que no se olvidaban de mí, pero que el tema les llevaba tiempo. Desde entonces siento que me han hecho un ghosting, se han esfumado, y como la mayoría de los consumidores, no tengo fuerzas para enfrentarme a la muralla de voces automatizadas, esperas, marque esto, diga lo otro, para acabar en un bucle sin fin. Lo dicho, sabía que la pataleta no tenía recorrido pero celebro, y mucho, que el anteproyecto de Ley de Atención al Cliente obligue a estas grandes empresas a poner un límite de horas a la atención con robots.
Vía libre
Relaciones humanas
23/11/21 0:59
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