Les coses senzilles
Mentido paraíso
Creo que el refrán es: «De fuera vendrá quien de casa nos echará». Es lo que piensan algunos menorquines este año, con la llegada masiva de turistas y el hecho de que la isla se haya puesto más o menos de moda. Ristras interminables de coches en la carretera, siempre insuficiente (los barcos vienen vomitando unos quinientos coches al día); masificación de las playas vírgenes cuyos aparcamientos ya están llenos a las ocho de la mañana; colas interminables en los restaurantes que tienen que ganarse el sustento en dos meses de verano y superar la inactividad del invierno; secuelas de la pandemia que ha hecho desertar a los turistas ingleses, siempre refugiados en hoteles y piscinas, en pro de turistas nacionales, europeos que recorren la isla palmo a palmo y compran pescado, queso o sobrasada y disparan los precios; personajes de moda con millones de «me gusta» en las redes sociales que son los héroes del momento; subida de precios de las «villas» de lujo; profusión de hotelitos en los barrios antiguos de las ciudades; auto-caravanas que acampan donde está prohibido acampar; vecinos que se pasan la noche gritando y cantando y el día durmiendo; jovencitos y jovencitas que están convencidos de que son inmunes al Covid-19 y que no deixen res per verd; ocupación de la isla ocho veces superior a su capacidad; oiga, usted, ¿dónde está Cala en Brut?; Houser and Wirth, galería de arte solo para los ojos de bolsillos privilegiados; etc.
También en Opinión
- El experto desaconseja tanto el consumo de agua embotellada como tener ósmosis inversa en casa
- «Los menorquines pueden transmitir hoy las herencias en vida a sus hijos»
- Agustí Rodríguez: «Si llega a Menorca una sequía como la de los años noventa podría ser catastrófica»
- Vientos de 90 kilómetros por hora y una ola récord de más de 12 metros: el rastro del temporal en Menorca
- Alojar un temporero en casa para llegar a fin de mes: la fórmula de cada vez más menorquines