TW

Mientras los expertos nos anuncian que el cambio climático es irreversible y advierten de las desastrosas consecuencias que se avecinan, muchos siguen veraneando. Alarmarse no sirve de nada y es mejor buscar soluciones que buscar culpables. Porque estamos todos implicados. Solo tenemos un planeta habitable y si no cambiamos nuestras formas de vida contaminantes, nos encontraremos con que aquí no hay quien viva.

Noticias relacionadas

Las personas son diferentes entre sí, pero hay algunas que tienen un denominador común: los ricos. De todas las ideologías: capitalistas, comunistas, nacionalistas o anarquistas. Se distinguen por tener dinero y poder, que suelen ir casi siempre unidos. O lo han ganado ellos o lo han heredado. O son discretos o tienen un aire pijo e insolente. Se suelen relacionar con otros de la misma calaña para proteger sus intereses. Desde los que aportan cosas valiosas a la sociedad a los que son narcotraficantes, desde políticos corruptos a jugadores de fútbol como Messi. El dinero mueve el mundo y negarlo es absurdo. Cuando se plantea un objetivo global para la humanidad, como la reducción del efecto invernadero, a la mayoría solo le interesa tener más que el vecino. Vivir bien y que lo dejen tranquilo.

Tras el fallecimiento de Josep Seguí, el cura que donó una propiedad y se despojó de sus bienes siguiendo el espíritu evangélico, recuerdas aquellas palabras del Evangelio de San Lucas: «No se puede servir a dos señores».