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No olvidemos lo que decía Ángel Ganivet: «El horizonte está en los ojos y no en la realidad». Si vamos más allá, tendremos nuevos horizontes y no nos quedaremos prisioneros de nuestra visión limitada ni de ese miedo inveterado a lo distinto. Llevemos los ojos a lugares donde podamos ver y descubrir lo que late allende nuestras fronteras mentales, esas que estamos siempre dispuestos a defender frente al enemigo imaginario. Creo que me siguen. ¿Por la calle? No, por Instagram. Compartimos miradas congeladas por el móvil, pero eso no sirve para avanzar cuando somos cerrados de mollera.

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Todo es vanidad bajo el sol, dijo el Eclesiastés. No malgastemos esfuerzos en cosas que no tienen remedio. «Errare humanum est», sobre todo un penalti. La inseguridad al lanzarlo es comprensible, pero multiplica las probabilidades de fallarlo. Luego está el azar. El portero adivinó hacia dónde iría el esférico y su corpachón hizo el resto. Mi peluquero me comenta la imposibilidad del crecimiento indefinido. Hay que alcanzar un punto de equilibrio, más allá del cual la situación se deteriora y se torna insostenible. De las crisis sale algo diferente, a veces mejor. De la crisis de gobierno ya veremos lo que sale. ¿Gobierno feminista o afeminado? Crear un Ministerio de Igualdad para que todas las ministras parezcan iguales: gestión acrítica como fans del presidente (macho alfa). Desigualdad entre los ciudadanos según su comunidad.