Sin que alcance la alegría de otros años, dicen que el próximo verano volverá la ilusión. Al menos lo dicen las ofertas. El verano pasado algunas urbanizaciones isleñas parecían pueblos del oeste abandonados tras la fiebre del oro. Hoteles, restaurantes, bares desiertos y el aire caliente sobre el asfalto. Solo faltaban los pistoleros retándose en un duelo al sol. El duelo, sin embargo, era por la falta de turistas. Los visitantes más arriesgados eran los jóvenes, que en su mayoría creen que la pandemia no les va a hacer mella. Este año se espera que las cosas mejoren. Pero Boris Johnson sigue poniendo freno a los visitantes británicos y los jóvenes ya han hecho acto de presencia. Jóvenes casi adolescentes que ocupan apartamentos y chalets en grupos sedientos de diversión para los que el verano debe de ser una fiesta. Durante años he oído decir que teníamos que mejorar la calidad del turismo que nos visita. Bueno, pues ahí está. Hay que tomar las cosas como vienen.
Les coses senzilles
La tentación
21/06/21 0:17
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