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¿Cómo lo llevan queridos lectores? Creo que a estas alturas ya hemos aprendido todos que la vida es una cadena de decisiones continuas, y esas decisiones implican renuncias. Hay personas que tienen que decidir que coche se compran, si un deportivo último modelo para molar mucho, o un SUV eléctrico de alta gama porque es más chic. Esas mismas personas en muchas ocasiones deben decidir si ir a cenar fuera a la última marisquería de moda, o pedir delivery de algún estrella Michelin. Y algunas de ellas tienen que decidir un día si hacerse un tratamiento facial con rocas volcánicas, o una exfoliación completa con algas marinas. Y no me cabe duda de que esas decisiones le generan cierto estrés, cierto agobio, y seguro que hablan con amigos que han tenido que tomar decisiones parecidas para que les ayuden a elegir. (Son ejemplos tontos)

Otras personas en cambio tienen que decidir si ir andando o coger el bus. Esas mismas personas, en muchas ocasiones, han de decidir entre ir a las colas de los comedores sociales, o pedir dinero prestado para comer. Y algunas de ellas tienen que decidir un día entre pagar la luz, o comprar medicamentos. Y no me cabe duda de que esas decisiones generan estrés y mucho agobio, y necesitan hablar con amigos que estén en la misma situación para darse apoyo mutuo. (Son ejemplos dolorosos).

La sociedad híper clasista en la que nos hemos instalado, desprecia a las personas del segundo párrafo, porque piensan que si se esforzaran más llegarían a conducir un SUV de alta gama, o a comer langosta siempre que quisieran.

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Evidentemente olvidan dos detalles, primero: muchos de los que se encuentran en el primer grupo no se han esforzado una mierda en su vida, viven como dios, por los mismos méritos que un rey, porque de cuna les han llegado unos privilegios que quieren mantener a toda costa, si sus antepasados se enriquecieron con esclavos, ellos más del siglo XXI, se enriquecen con los pobres que les trabajan por miserias. Segundo: hay personas que se esfuerza un huevo durante toda su vida y apenas alcanzan las migajas de tanto esfuerzo, porque el sistema no está montado para premiar el esfuerzo, esa es una de las grandes mentiras que nos hemos comido dobladas, el sistema está montado para conservar los privilegios de los que viven dentro de las murallas del castillo, al resto que le den. El gran filósofo Homer Simpson lo tenía muy claro al afirmar: «Si te esfuerzas en algo puede que fracases, por eso yo siempre digo, no te esfuerces». Total, si ya los van a tachar de vagos y maleantes, usando la jerga de su añorado genocida, que más les da.

El otro día paseando vi una gaviota posada en una farola, normal porque estoy en Menorca. Y me acordé de cómo nos vendieron la moto con el librito «Juan Salvador Gaviota», de Richard Bach. Me lo comí sin rechistar en mi adolescencia y veía poesía en cada línea y ahora me doy cuenta de que las gaviotas no molan. Que es un ave capaz de volar de vertedero en vertedero hasta llegar a Madrid (hay fotos y vídeos espeluznantes sobre el tema). No sé si ver volar gaviotas por encima de la M-30 es «vivir a la madrileña», pero lo que sí sé es que por más carroñera que sea una gaviota, nunca llegará a la podredumbre moral a la que están llegando algunos, ya demasiados, conciudadanos, que están siguiendo el manual de Goebbels al pie de la letra. Dicho lo cual, voy a meter cervezas en frío que hoy me voy de excursión con unos amigos a ver farolas, nunca se sabe lo que uno se va a encontrar. Feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com