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Ha llegado la primavera. Veo en mi agenda que hoy celebramos el Día Mundial de la Poesía mientras Madrid tiene una cita con las urnas y la libertad el próximo 4 de mayo. Elegir entre Ayuso o Iglesias: futuros contrapuestos. ¿Seguirá el miedo al qué votarán? ¿Se hará el harakiri Madrid, como se lo ha hecho Barcelona? Para los griegos, la ciudad era la Polis. Ahora, la ciudad está llena de polis para evitar altercados, vandalismo y delincuencia. Hemos inventado la Agencia de Okupación, el Matrimonio de Ministros y la Niñera de Estado. Esperemos que la cosa no acabe en república platanera. Como les decía, no estamos solos. El mundo es cada vez más inestable e inseguro. ¿Estoy seguro? No del todo. Puede que sean imaginaciones mías. En un documental sobre Pompeya y Nápoles, lugares de alto riesgo sismológico, escuché a expertos vulcanólogos, historiadores y geólogos. Uno de estos últimos declaró que lo que ha pasado una vez en geología volverá a pasar al cabo de un tiempo. La cuestión es en cuánto tiempo. El tiempo geológico o astronómico no es igual al nuestro. El nuestro es breve, pero si es bueno, dos veces breve. Por si acaso, se estudia lo que sucedió en Pompeya el año 79 d.C., por si conseguimos prevenir algún nuevo cataclismo. No se podrá impedir, solo huir. Las fuerzas de la naturaleza son más poderosas que nosotros. Pero tenemos la poesía para cantarle a la belleza y a la efímera existencia. Algo es algo.