Marc Pons ha tomado las de villadiego, se ha marchado a los despachos enmoquetados de Nuevos Ministerios en la capital tras insinuar hace unas semanas que había encontrado la fórmula mágica para conseguir la Obligación de Servicio Público con Barcelona a medio o largo plazo. Fue una revelación ilusionante para los isleños aunque no hubiera fechas aproximadas ni concreción. Pero el político profesional de E s Mercadal tiene ahora otros asuntos que llaman su atención a la vera del núcleo del poder nacional.
A su sucesor, el eivissenc Josep Marí Ribes, «Agustinet», le queda en su despacho palmesano avanzar cómo y cuánto pueda en este proyecto para que no quede en un anuncio ficticio, un brindis al sol como otros. De entrada, sin embargo, la respuesta del exalcalde de Sant Josep de Sa Talaia, a la pregunta del diputado menorquín Lluís Camps, sobre el abusivo incremento de precios de la compañía Baleària en el último año no puede haber resultado más decepcionante.
Aludió el nuevo conseller de Movilidad a otro modo de operar de la compañía, sumado al aumento de la demanda por la retirada de Trasmediterránea que le ha dado el monopolio de la ruta entre Alcúdia y Ciutadella. El colmo de su contestación al diputado del PP llegó a continuación: «lo estamos controlando y seguimos intentando que no haya subidas desmesuradas».
Hace un año desplazarse a Alcúdia con el coche costaba entre 50 y 60 euros. El precio se ha incrementado en más de un 300 por cien y hoy se eleva a los 130 euros. Pero dice el conseller que «lo estamos controlando». Debemos pedirle entonces que lo dejen de controlar a riesgo de que Baleària continúe implementando una política de precios nociva para los residentes en las islas por más que funcione la economía de libre mercado y dispongan del monopolio, como Vueling.
A la vista de esta realidad, cuesta creer que algún día a medio o largo plazo nuestro ojos y bolsillos lleguen a ver la OSP con Barcelona. Triste realidad.