07/02/21 0:00
¿Es posible adivinar lo que vendrá? Y en el caso de que fuese posible, ¿somos capaces de cambiarlo? La respuesta a estas preguntas condiciona nuestra forma de comportarnos y nuestra visión del presente. Siempre ha habido visionarios, profetas, adivinos… algunos serios y, muchos, embaucadores que viven del timo y de la ingenuidad del prójimo. Sentimos la necesidad imperiosa de prevenir para esquivar el peligro. Vivir al día, sin pensar, nos da una satisfacción inmediata, momentánea, pero nos podemos ir metiendo alegremente en la boca del lobo. Nuestro conocimiento es tan limitado que el factor sorpresa seguirá siendo inevitable.