Cuando vine a Menorca casi no sabía ni indicarla en el mapa. Se ha convertido en mi residencia, y en mi modo de vida y de sentir. Ella tiene algo que me hace sentir diferente. Es una isla diferente. Es una isla familiar, mindfulness, de caballos, de deporte infinito. De campo, de producto km0. De cultura, de arte, teatro. Es un isla dormitorio, de refugio. De calidad de vida. Un isla que acoge. Si alguna vez me preguntaran qué es lo que te hizo quedarte en este sitio, diría sin dudar: sus gentes. Las personas que viven aquí tienen una manera tan bonita de amar su tierra, de respetarla. Siempre me he sentido querida, acogida y respetada. Su lengua nunca ha sido un obstáculo sino un enriquecimiento. Es una isla donde trabajar para muchos y muchas ha sido una revelación. Personas con casa y que solo venían a pasar el verano por la situación de sus países o localidad se han venido a este trocito de isla por la covid-19, y les ha cambiado la vida para bien. Han descubierto que esto no es solo un paraíso sino que respiran mejor pese a llevar mascarilla.
Supervan Family
El refugio imbatible
11/11/20 0:21
También en Opinión
- El caso de un restaurante de Maó: «No podemos servir cenas porque no hemos encontrado personal»
- La frase más repetida esta temporada turística en Menorca: «Más gente, pero menos gasto»
- El famoso actor que los vecinos de Es Canutells han visto en este velero de lujo
- Un accidente con tres heridos obliga a cortar la carretera general durante dos horas
- La calidad de los hoteles de Menorca se dispara y la oferta de tres estrellas se pierde