Acuerdo in extremis. Tras un mes de anuncios el Gobierno y los agentes sociales deciden prorrogar los ERTE. "10 horas de negociación y una noche de descuento", resume "El País".
No había alternativa. Escribe hoy Miquel Payeras: "se oye a alguno de los aristócratas gobernantes hablar de los ERTE, y de otras formas de ayuda social, como si fueran un maravilloso producto de su nunca bien valorada ideología. Es parte de la propaganda izquierdista". En esta ocasión, las ayudas no responden tanto a la justicia social como al mantenimiento de la paz social.
Dos conceptos muy diferentes. Porque, "todos los gobiernos europeos y los norteamericanos de un signo u otro compran paz social, destinando ingentes cantidades de dinero a la subvención de los más necesitados". Payeras dixit.
Y Javier Mato sostiene, en referencia a que por primera vez en la historia se aprueba una prestación específica para los fijos discontinuos, que "al Estado, a la ministra Díaz, a Podemos y al gobierno de Sánchez nada le provoca más repugnancia que este acuerdo, que aceptó en el último momento y a regañadientes".
El acuerdo se demoró porque PSOE y Podemos pretendían limitar el nuevo gasto en ERTEs que hoy ya supera en 700 millones la dotación que la Unión Europea transfirió a España.
La prórroga de estos expedientes, que deberán ser tramitados de nuevo, implica mantener durante los próximos seis meses la prohibición de facto del despido procedente, en vigor desde que el Ejecutivo aprobó el estado de alarma, lo que impide hacer ajustes en las plantillas.
Las reticencias del Gobierno han demorado la prórroga de los ERTE, pero finalmente lo ha aceptado con la inclusión de los fijos discontinuos, como venía reclamando el sector hotelero.
La medida confirma la gravedad y profundidad de la crisis, que no hay vacuna y que tardará la reactivación económica. Seguimos instalados en la incertidumbre y la recesión se agudizará.
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