Tenemos la memoria más corta que las mangas de un sostén. O que el sentido común de un irresponsable. O que el vocabulario de un mimo. Y tenemos, también, una capacidad brutal para llorar con lágrimas de cocodrilo, que son aquellas que brotan pero que están vacías porque, en muchos casos, en realidad ni nos importa el motivo por el que lloramos.
Lo de la covid-19 nos importa un pepino. O dos pepinos, para qué negarlo. No hablo solo a nivel de Menorca porque, afortunadamente, por aquí el virus pulula mal y poco, sino de todo en general. Los casos de contagios están subiendo y, a diferencia de hace unos meses cuando estábamos confinados -¿Te acuerdas cuando estábamos convencidos de que aquella situación nos había hecho mejores personas, más maduras y más responsables?-, ahora la culpa es entera y enterita nuestra.
Asseguts a sa vorera
El forro de la mascarilla
25/07/20 0:31
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