Hasta ahora ha existido una excesiva flexibilidad en el control del cumplimiento de ciertas medidas de prevención de la covid-19, como las distancias entre personas y grupos, y ahora se irá al máximo, la obligatoriedad en la calle de la mascarilla, para lograr un mínimo: el respeto por los demás. El Govern ha relajado la norma inicial, porque no hay que engañarse, quién se va a dar un paseo bajo un sol de justicia por un camino en Menorca, con la boca tapada, cuando un corredor te puede adelantar sudando y exhalando libremente, para eso es mejor quedarse en casa. Estamos en pleno experimento social de comprobar hasta dónde llega la paciencia, la obediencia, o la sumisión según se mire, sacrificando libertades individuales por un bien que consideramos mayor, la salud.
Vía libre
Abstención obligada
14/07/20 0:00
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